Han sido muy valiosas sus
intervenciones en la pasada sesión. Veo como pudieron identificar diferentes
elementos procedimentales y metacognitivos que debemos tener en cuenta a la
hora de prestar un asesoramiento psicoeducativo.
La metacognición, entendida como el
aprender a aprender, tomando conciencia del propio proceso de aprendizaje, es
sin duda la pieza clave a tener en cuenta. Nuestro trabajo como asesores
persigue precisamente esto, que los estudiantes puedan identificar sus
fortalezas y debilidades en los diferentes momentos del estudio. Y es además,
fundamental que puedan compaginar el conocimiento el cómo aprenden con las
exigencias académicas a las que se enfrentan.
La preparación para el estudio
(materiales, lugar, tiempo) es el primer elemento a considerar. Es de hecho la
oportunidad para evaluar las tareas de aprendizaje con las posibilidades de
estudio. En este momento se consideran aspectos como los revisados en la sesión
2, la disposición para el estudio. Como les decía en el resumen de esa sesión,
es importante mostrarles que no es necesario estar a un 100%
de disposición. La idea es que puedan abordar de forma estratégica el
estudio, ajustando su esfuerzo a las demandas, desde lo que pueden hacer en ese
momento de estudio. Las notas de clase bien manejadas pueden ayudar en la
organización inicial del material.
La organización que brinda la etapa
previa, les permite aprovechar mejor sus recursos a la hora de estudiar
efectivamente. En estos momentos se requiere de una postura activa para el
estudio, donde la revisión previa y las preguntas preliminares facilitan luego
la búsqueda de respuestas concretas en el estudio. Es fundamental el
procesamiento personal de la información, utilizando recursos de estructuración
cognitiva que se ajusten al material y que al final sean de utilidad para el
estudiante, me refiero por ejemplo a: subrayado y notas marginales, esquemas,
mapas conceptuales, cuadros sinópicos, cuadros comparativos, resúmenes, etc.
Los estudiantes deben evaluar cuál de estos recursos les conviene usar según el
tipo de material, el tiempo de estudio disponible y la utilidad para su
aprendizaje.
En un tercer momento los estudiantes
deben consolidar lo aprendido. Hablamos acá de técnicas de memorización, que
les permita tanto reconocer como evocar aquello que han estudiado. No se puede
perder de vista que el estudio es diferente a la revisión de materiales con
propósitos recreativos, en los que esto puede no ser necesario. En el estudio
debe mostrarse lo aprendido, no es suficiente completar las lecturas o hacer
los ejercicios siguiendo los procedimientos de un libro o de las notas de
clase, ni siquiera haber resumido el material o organizarlo en mapas mentales.
Los estudiantes deben mostrar que han aprendido.
Una forma de consolidar el aprendizaje,
que utilizo con frecuencia en mis
asesoramientos, es la construcción de exámenes por parte del propio
estudiante y el enfrentarse en condiciones similares a la forma como serán
evaluados, considerando por ejemplo el tiempo límite para responder al examen.
En algunos casos pueden disponer de exámenes de otros años o semestres, o
ayudas de estudio en los libros de textos. Es esta una simulación que
contribuye además, a manejar las emociones asociadas a la presentación de
examen, donde al final los estudiantes mostrarán lo que han aprendido. En esta
simulación los estudiantes pueden identificar errores, fallos de redacción,
manejo del tiempo al responder; que serán claves al momento de presentar el
examen elaborado por sus profesores. Cuando se estudia en grupo, puede
servirles prepararse exámenes unos a otros e intercambiarlos.
Por último, puede serles de utilidad la
revisión de materiales complementarios como guía para el estudio y para revisar
diferentes aproximaciones a los temas. Con esto, los estudiantes podrían ir un
paso más allá de lo dado en clase.
Lo anterior no pretender agotar el
tema, pero son los aspectos fundamentales que quiero que se lleven de la sesión
3.
Mis saludos.
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