lunes, 14 de febrero de 2011

La pregunta de siempre

Creo que hacer lo que a uno le gusta puede ser más difícil de lo que parece, puesto que es un proceso que comienza desde muy temprano en la vida y es el tema que inicia la mayoría de las conversaciones (¿qué vas a ser cuando seas grande?, ¿qué vas a estudiar?, ¿en dónde estudias?, ¿qué tal el trabajo?). Es una parte fundamental del proyecto de vida y este es el GRAN proyecto. Estamos expuestos a las sorpresas, las cuales van más allá de una incorrecta/mala decisión. Desde mediados de enero estoy trabajando en el servicio de pediatría del Instituto de Oncología Doctor Luis Razetti. Cada semana conozco historias que me dejan pensando en qué pasará en la vida de los niños y adolescentes que son diagnosticados de cáncer y también de sus familiares, quienes sufren mucho, incluso más que el paciente. Estos niños, antes de saber que estaban enfermos, eran deportistas prometedores, estudiantes destacados o personas muy especiales. Todos, después del diagnóstico, son separados de sus actividades cotidianas y cuando se les pregunta qué extrañas, qué te preocupa, qué harías si salieras del hospital hoy, todos mencionan sus actividades antiguamente diarias, con las que pretendían construir su futuro y el de su familia. A veces pienso en el daño que se les hace separándolos de sus grandes amores: lo que ahora no tienen, pero es absolutamente necesario hacerlo y creo que, con el tiempo, es lo que más los fortalece como personas.
Muchas de estas historias no tienen un final feliz, pero aquellos que superan el cáncer, en algún momento, parece que desearían no haberlo hecho, porque no pueden hacer realidad sus sueños. En ese momento me pregunto qué puedo hacer por ellos, cómo los oriento para modificar sus metas y que se den cuenta de los dones que tienen y con los que podrían hacer grandes cosas. Me voy haciendo esta pregunta cada mañana que me dirijo al hospital. Me preocupa, sobre todo, que ellos no se lo cuestionen, sino que den todo por perdido. Así que mi trabajo es acompañar, no es fácil, pero es inmensamente enriquecedor. Así como ha sido enriquecedor aprender sobre el asesoramiento académico y vocacional y darme cuenta que en todo lo que hago está presente la pregunta sobre el ajuste entre lo que hago y lo que quiero/puedo hacer. Creo que un ejercicio necesario debe ser agradecer por tener salud y voluntad para lograr cada día de vida, en el cual tenemos la oportunidad de avanzar en el proyecto trazado.
Quiero desearles que siempre sepan qué les gusta hacer, que puedan hacerlo y que con ello sean felices y hagan a otros igual de dichosos. Es el mejor deseo que puedo transmitir.
Nos vemos en el próximo módulo :) 

jueves, 3 de febrero de 2011

Árbol de decisión vocacional


En este árbol de toma de decisiones vocacionales represento el modelo del enfoque conductual cognitivo (López y Rivas), el cual considera que la Conducta vocacional de cada individuo se ha ido conformando a lo largo del tiempo por la relación dialéctica entre factores sociogénicos y psicogénicos, la cual sería la “materia prima” para la Situación de elección, tomando como referencia el caso de estudio, donde se le presenta a Marisabel una Situación de elección (en qué carreras pre-inscribirse). Esta situación se ve afectada por un conjunto de factores codeterminantes:
1. Internos: proceden de la trayectoria de experiencia personal de vida y escolar.
2. Externos: de la influencia del medio sociocultural, de instituciones a las que pertenece o desea pertenecer el sujeto. En éstos juega un papel importante la Familia, pues es en gran medida una fuente de información vocacional a través de opiniones, modelos, valores, la situación económica que tiene, nivel educativo de los padres, etc. (En el caso de estudio aunque los padres no están participando directamente en apoyarla en la elección vocacional, como es un proceso continuo, los padres igualmente influyen ya que son modelos a seguir, a lo largo de su vida habrán opinado acerca de diferentes profesiones, transmiten valores, etc.
El paso siguiente sería el proceso de construcción del Problema vocacional siguiendo la propuesta basada en el modelo de Harren (al cual se le añade un quinto paso presente en el modelo de Paterson: evaluación): Conocimiento, compromiso, planificación, realización y evaluación. El problema vocacional es formulado y reformulado por el propio individuo, ya que es dinámico, constructivo y personal, por tanto es flexible, sujeto a cambios, reconsideraciones.
En el caso de estudio en cuanto al conocimiento es importante revisar con ella su historia académica, materias de mayor y menor agrado, mayor y menor dificultad, conocimiento de la carrera de comunicación social. Para aportar un mejor conocimiento de si misma se le realizaría la evaluación psicológica (aptitudes e intereses) y analizar con ella los resultados de manera que vea qué grupos vocacionales serían los más ventajosos para ella según la congruencia entre sus intereses y aptitudes. Establecer un Compromiso con las alternativas que elija y plantearse metas. Luego ella planificaría una mayor búsqueda de información acerca de las posibles carreras en que se preinscribiría (pensum, campo laboral, etc).
La estudiante con el acompañamiento del servicio de bienestar estudiantil analizará luego su situación vocacional, revisará si hay congruencia entre los referentes vocacionales (patrones) y los personales, para que ella decida si continuar o rechazar la alternativa de estudio y considerar otras, viene el proceso de Realización (vivencias, nueva información) y de Evaluación, lo cual la llevaría a una reformulación del problema hasta llegar a la Elección Vocacional final.

martes, 1 de febrero de 2011

Un árbol de posibilidades!

 Buenas tardes! Estamos em medio de la cuarta semana del módulo de Asesoramiento académico y vocacional, y especificamente estamos estudiando los factores que interfieren en la toma de decisión vocacional. Este es un proceso muy complejo, que a pesar de tener inicio desde muy pequeños cuando los niños juegan a elegir roles, y cuando hablan de lo que quieren ser cuando sean grandes, continúa, según diversos autores como Super, a lo largo de toda la vida. Sin embargo, este proceso de toma de decisión vocacional tiene un momento importante durante la adolescencia, cuando se les exige de una u otra forma que tomen una decisión de lo que van a estudiar como carrera profesional, y que será en resumidas cuentas lo que realicen en su vida. Y como vemos en el caso propuesto, no en todos los casos los estudiantes adolescentes están preparados para tomar esta decisión, y a la vez no son capaces de asumir que no se conocen lo suficiente para decidir. Ni hablar de decirle a sus padres que prefieren esperar mientras toman una decisión, porque eso implica en muchas ocasiones discusiones en el hogar.

En el árbol presentado, lo que intento graficar de alguna manera es que el proceso de toma de decisión vocacional en el ser humano, que yo represento como el tronco del árbol, se conforma de diferentes aspectos y factores que afectan esta decisión directa o indirectamente. Para cada rama grande hay una rama pequeña, con lo que quiero demostrar que estas ramas principales se dividen al mismo tiempo en muchas sub-ramificaciones. En el árbol también se observa que hay algunos enunciados que están subrayados, los cuales quise diferenciar porque considero que son los que se tomaron en cuenta en el centro de bienestar estudiantil para realizar las recomendaciones a la estudiante en cuestión. A pesar de que la estudiante comentó por ejemplo la situación de su hogar, esto no se refleja en las recomendaciones. Al mismo tiempo sí considero que debió tomarse en cuenta, ya que esta situación podría estar afectando a la estudiante, por no recibir la atención suficiente de sus padres, así como refuerzos y ánimo para el momento que está viviendo.

Estamos intentado crear y configurar un protocolo de intervención basado en todos los temas que hemos estudiado hasta ahora. Así, concluyo que en mi opinión los aspectos que aparecen en las ramas son las que se deben tomar en cuenta para realizar un intervención adecuada ante un caso de decisión vocacional. Saludos!

Tomar decisiones: un reto para la juventud


Creo que debe haber muchas Marisabel en el mundo: jóvenes que quieren tomar una decisión sobre lo que harán en el futuro, porque prácticamente la sociedad los obliga, pero la incertidumbre bloquea la posibilidad de ver todas las opciones. A mí me preocupa mucho lo pronto que exigimos a nuestros jóvenes que decidan qué hacer el resto de sus vidas, precisamente en una etapa conflictiva y confusa como lo es la adolescencia. En la adolescencia la opinión de los padres, y de los adultos en general, tiene menos importancia que la de los pares, quienes a su vez se encuentran en una situación muy similar a la cualquier joven.
Además, cuando se trata de tomar una decisión tan importante, como la profesión, la ansiedad, el miedo, los compromisos y la deseabilidad social pueden bloquear los verdaderos deseos. Esto sin contar que los adultos (padres, profesores e incluso orientadores) no necesariamente saben cómo actuar ante adolescentes confundidos. Y aunque el joven debe ser quien decida, está constantemente influenciado por los otros.
López y Rivas definen madurez como un reconocimiento honesto de uno mismo, lo cual se plasma en adaptabilidad resultante de la exploración de limitaciones y oportunidades a partir de la experiencia, expectativas y opciones que el medio ofrece. Desde mi punto de vista, lograr esto a los 17 años es demasiado ambicioso. A esto hay que añadir que, por sus características, los jóvenes viven el presente, y para seleccionar la ocupación es necesario visualizarse a largo plazo, no como un estudiante de X carrera sino como una persona que se va a dedicar (trabajar) a ello. Por eso creo que muchas personas cometen el error de elegir algo para “estudiar” y no para “vivir”.
Tal como lo plantean López y Rivas, creo que ante problemáticas similares, el papel del asesor debe ser:
-Clarificar el problema.
-Favorecer la búsqueda de alternativas en fuentes confiables de información.
-Evaluar intereses, aptitudes, expectativas.
-Devolución integrada de la información.

Ante la incertidumbre, la complejidad, el conflicto y las exigencias que perciben los jóvenes, tienen pocas oportunidades de hacer lo que los hará felices, porque probablemente aún no lo saben. Si tomar decisiones simples es difícil, aún más lo será algo tan importante como todo lo que tenga que ver con el tan esperado (e incierto) futuro.
En el caso presentado me parece que el servicio de bienestar estudiantil sigue un plan de acción que permitirá abordar temáticas muy importantes para el caso: evaluación de aspectos importantes para tomar la decisión (aptitudes, intereses) y su respectiva devolución, así como guiarla en la búsqueda de información de diversas fuentes (otras personas, situación económica, necesidades personales, apoyo de los padres) que le permitan conocer y decidir. Obtener información reduce la incertidumbre, siempre que se pueda manejar la cantidad de datos, entonces la información debe dosificarse y presentarse de modo ordenado. En otros casos, puede ocurrir que el joven haya investigado mucho y cuente con exceso de datos, pero no pueda organizarla. Ahí está la labor del asesor.
Además, tomando en cuenta que los padres no están involucrados en el proceso que vive Marisabel es muy importante que cuente con el apoyo de este servicio, sobre todo porque la ausencia de los padres (por problemas entre ellos) puede generar conflictos personales en Marisabel. En la situación de Marisabel se observa la importancia de ver a la persona como un todo, porque aunque el tema vocacional es diferente al familiar, ambos estarán muy vinculados en la joven. Como hemos venido comentando en las semanas anteriores, la capacidad de integrar todos los elementos es muy importante y necesaria.
¿Cómo lo ven ustedes?